El Algodón en la Música Vallenata en Juan De Acosta

Así, este primer grupo estaría enmarcado en un tramo comprendido entre 1840 y 1890, con predominio de los aires de puya y merengue, que eran aires de gaita que luego se incorporaron al acordeón tocado por los primeros grandes juglares. El acordeón europeo reemplazó la gaita indígena y la guitarra española, camiseta valencia cf por ser un instrumento más sonoro y versátil. A mediados del siglo XX también hacen su incursión musical los «Corraleros de Majagual», en los que sobresalían los acordeoneros y cantantes como Alfredo Gutiérrez, Lisandro Meza, Calixto Ochoa, Chico Cervantes y Julio Erazo, exponentes de una música de acordeón alternativa. Juana Francisca se enamora de Náfer Durán Mojica, quien antes de poner los dedos sobre el acordeón fue un gran tamborero, No fue menor la influencia de su padre en Alejo, quien siendo muy niño, en noches de cumbia, recostado en las cercas de la plaza, lo escuchaba tocar el acordeón. Un verdadero círculo de hierro se cerraba en torno del amigo que solo unos meses antes de grabar con Náfer Durán había estado con él y Martín Maestre en una finca cercana a La Junta recogiendo semilla de paja para ganarse unos cuantos pesos. “Yo tenía tres guías delante: Rafael Escalona Leandro Díaz y Tobías Enrique Pumarejo, pero había más acercamiento en mi estilo con Leandro y Don Toba, que era muy romántico, muy lírico”, precisa Gutiérrez Cabello.

El entorno les alimentaba la inspiración y les entregaba los elementos para crear cantos que, como se ha dicho, los primeros eran octosílabos de fácil memorización y fue así hasta que apareció en el universo vallenato un personaje llamado Tobías Enrique Pumarejo, nacido en Patillal, pueblo localizado en las estribaciones de la Sierra Nevada, pero con toda una vivencia citadina debido a que lo mandaron a estudiar en Medellín, donde se hizo bachiller, se alimentó de otras músicas, formó un grupo musical con el que interpretaba música interiorana (pasillos, bambucos, etcétera), leyó a los clásicos de la poesía española, empezó a componer canciones y regresó a la provincia con todo ese capital simbólico, con un enfoque literario distinto, con una carga influenciadora sobre los demás, pues -como señala el compositor Santander Durán Escalona: “Don Toba, que fue el hombre que se adelantó 50 años a la evolución del vallenato”. No se la presentaron, así que se quedó viéndola desde un rincón y le llegó la inspiración. En realidad, según contó por otro lado un vecino de toda la vida de Oñate, la política se le metió en la cabeza antes por el lado de su hermano Gustavo Gnecco Oñate, uno de los dos primeros candidatos que se presentaron a la Alcaldía de La Paz cuando comenzó la elección popular de mandatarios.

Diomedes Díaz comenzó su vida musical desde muy temprano en su niñez, en zona rural de Carrizal, corregimiento de La Junta, jurisdicción del municipio de San Juan del Cesar en La Guajira. Su vida personal estuvo marcada por la inestabilidad familiar, polémicas amistades, altibajos con el consumo de alcohol y drogas, accidentes, líos financieros y judiciales, en especial la muerte en extrañas circunstancias de la joven Doris Adriana Niño. La nueva producción de «Los Diablitos» del pasado año 2000, ha dado a notar la calidad de trabajo que realizaron para alcanzar verdaderamente a su máxima expresión, el sentir de un pueblo hacia sus ídolos, Los Diablitos una vez más han brindado a sus seguidores un trabajo excelente, el cual ha sido acogido con gran sentimiento, no solo en su país de origen; sino también a nivel internacional, en Venezuela, Ecuador, Perú, México entre otros. Por primera vez en la historia del certamen, el pueblo llegó a tal grado de euforia que agitó, aplaudió, bailó, agitó con pañuelos, con botellas, con sombreros, al ritmo de los cantos de Juancho Polo. A partir de ese momento, pese al buen suceso que significó el famoso canto para uno y otro, los encuentros entre ellos serían cada vez más difíciles y esporádicos.

En el momento, en la zona hacían fuerte presencia las agrupaciones paramilitares bajo las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), por lo que se afirmó que Diomedes estaba bajo la protección de la organización al margen de la ley, también sus fanáticos guardaban silencio y no reportaban sus avistamientos del artista en la región. Fue una tradición que los acordeoneros se movieran al son de las bonanzas económicas que se sucedieron en el Caribe colombiano durante las últimas décadas del siglo XIX y todo el XX. Durante su estancia en Villanueva, un amigo de infancia accidentalmente le pegó una pedrada en el ojo derecho mientras intentaban bajar mangos de un árbol, el cual terminó perdiendo y quedó tuerto. Rafael Manjarrez estudiaba derecho en Bogotá y cuando se acercaba la fecha del Festival Vallenato, se dio cuenta que no tenía los medios para viajar, mientras sus compañeros alistaban sus maletas con alegrías. Así se hizo: el Festival se realizó dos años después en Valledupar y se quedó para siempre en esa ciudad. Algunos historiadores argumentan que la creación del nuevo departamento tuvo varias motivaciones y detonantes: el deseo de una parte de la élite de Valledupar de independizarse políticamente de Santa Marta, donde al parecer sentían el estigma de ser provincianos, aunque su máximo líder político, Pedro Castro Monsalvo, no estuvo de acuerdo con su creación (Sánchez, 2017); la bonanza algodonera les dio poder económico y figuración nacional (Calderón, 2010); para esa época, la música, que ya se llamaba vallenata, había traspasado las fronteras regionales y empezaba a proyectarse a nivel nacional.

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