Vallenatos Románticos Antíguos

Patricia Acosta fue la primera esposa y madre de 4 hijos de Diomedes Díaz los cuales fueron: Rafael Santos, Luis Ángel, Diomedes de Jesús y Martín Elías sostuvo un hogar con el cantante de vallenato por muchos años la cual Diomedes le compuso muchas canciones y se hizo muy reconocida por una en especial que fue Tres Canciones la dueña de la ventana marroncita ya que ese amor surgió desde muy jóvenes cuando eran unos niños y otras en las que también era nombrada. Sus hermanos fueron: Gloria María «Golla», Rafael Gregorio, Avelina del Carmen «Chama», Rosa Leonor «Ocha», Abel Antonio, Elizabeth «Icha», Elver Augusto, Juan Manuel y Elvira Luz Díaz Maestre. Era un lujo poseer un radio o un artefacto similar, de modo que para oír música, la gente aguardaba la temporada de carnaval, pues los “pick ups”, que arrancaban con la energía de los motores diesel y a gasolina, se encargaban de hacerla sonar en las casetas que, como El Rodadero, de don Arturo Jiménez Padilla; Se formó la bronca, de Diego Alba; Palo de Agua, de Rosa y Alejandro Arteta; El Burrero, de Juan Coronell Blanco; El Triunfo, de José Ángel Alba; Montecristo, de don Gilberto Arteta y Arteta; y El Sibaté, de la famosísima y renombrada Niña Sara Padilla abrían sus puertas y disponían sus pisos de barro, petrolizados, para que la gente bailara y se divirtiera alegremente.

Matthew the Evangelist with Benefactor (1515 - 1547) Sus restos fueron trasladados, varios años después, a Santa Rosa de Lima, corregimiento a pocos minutos de allí, y donde Juancho Polo pasó parte de su juventud con su hermana María. En una loma pegada al pueblo se localiza el cementerio de Flores, donde están sepultados Pedro Pablo Polo Estrada y María de los Ángeles Meriños, abuelos paternos de Juancho Polo; sus tíos Julio, Luis y Pedro Pablo; y por supuesto que su adorada Calista Alicia Cantillo (‘Alicia adorada’) Cerca se encuentra el arroyo Flores de María, que a diferencia de la ciénaga de Cerro, no creaba problemas en temporadas de invierno; la zona era azotada por la presencia de tigres, que amedrentaban a los pobladores y erizaban a animales como perros, puercos, gallinas. El 15 de mayo, un campesino encontró el cadáver abandonado de Niño García en la zona rural de Cómbita, Boyacá, y dio aviso a las autoridades.

Tienda - Valencia Club de Fútbol Las distracciones de los hombres eran escasas, y por eso aprovechaban los carnavales para oír y deleitarse con los temas de sus simpatías. Era común ver sonar en cada casa los temas grabados en las cintas de los cassettes. Era Velasco representante de la disquera Odeón, en Colombia. 1 en Colombia y, además de ser la canción más escuchada en Estados Unidos, Puerto Rico y Colombia, se convirtió en la canción más escuchada en Latino América, encabezando las carteleras en México, Ecuador, Guatemala y Los 40 principales en España. Juan Polo, irresponsable, sinvergüenza, cómo va a ser posible, te fuiste y dejaste a Alicia en ese estado, ella murió por culpa tuya! Se casó con Alicia María Hernández Páez, en la parroquia del Cerro de San Antonio. Aquí fue donde ‘posaron’ los padres de Juancho, cuando su madre se vino de Flores de María a parirlo en ‘Caimán’. Matilde era cuñada de Toño Salas, además parien­te de la Vieja Sara, madre de Emiliano Zuleta Baquero.

Durante, los ratos de asueto, los trabajadores escuchaban por la frecuencia de las ondas hertzianas las últimas novedades que acaecían en la tierra de Escalona, en la de Leandro, en la de Gustavo Gutiérrez y en la de Emiliano Zuleta Baquero, en materia de música y folclor, para ahogar el tedio que producía estar alejados de la familia en los meses más significativos del año. Vallenato Clásico: se consideran clásicos, aquellos que dieron a conocer al vallenato de manera comercial, y nos referimos a los juglares como Alejo Durán, Calixto Ochoa, Rafael Escalona, Emiliano Zuleta Baquero, Lorenzo Morales, Juancho Polo Valencia, Enrique Díaz, etc. El verdadero compositor de la canción era un músico autodidacta y juglar llamado Juancho Polo Valencia y no Alejo Duran como se creyó inicialmente cuando este la cantó en la tarima del Festival Vallenato en Valledupar. La llegada era ruidosa, con música y acompañamiento de licor hasta cuando se agotaran las existencias monetarias. En las emisoras especializadas en la música del Cesar tampoco se tenía nada programado hasta ayer. Cada jornada, los trabajadores, de largas cabelleras por los meses de no visitar al peluquero, pesaban en una báscula el algodón recolectado, mientras el capataz anotaba el número de cada quien en una libreta, repitiéndose esta costumbre hasta el último día.